Dejaré Cuba 
con rabia
impotencia 
dolor.
Dejaré Cuba
con recuerdos 
de gentes
amables 
educadas
respetuosas.
Dejaré Cuba
con lágrimas 
ya que aún 
queda un 
largo camino
para que
los cubanos 
puedan por fin,
vivir como se
merecen 
Dejaré Cuba
recordando
lo que me comentó 
una mujer sobre
su sobrina
que, estando en Roma,
al ver los escaparates
de las tiendas
y los supermercados 
llenos de productos
empezó a llorar
o lo que me dijo un cubano
cuando tomé una fotografía
de una farmacia sin casi medicamentos
en las estanterías:
"Publica esta foto y que la vean toda Europa"
Dejaré Cuba
pero seguro
que regresaré.

Estoy de acuerdo en que estos datos se almacenen y procesen con el fin de establecer contacto. Soy consciente de que puedo revocar mi consentimiento en cualquier momento.*

* Indica los campos obligatorios
¡Gracias! Nos pondremos en contacto con usted lo antes posible.

Tus comentarios.

Alégrate, enfadate, critícame, amame, odiame

New York.

Jazz, rock, hip hop... Calles siempre calientes.

El caos, la serenidad, la creatividad.

Sentimientos a flor de piel.

Los héroes, mitos que van cayendo, pero se resisten a desaparecer. New York, encrucijada de caminos, en continua búsqueda de su identidad, absorbiendo las raíces de otras culturas.
New York, o la mezcla de los grandes talentos del mundo.
La paranoia, la esquizofrenia constante de una ciudad que nunca dejaras de amar, que nunca te dejara de sorprender.
Los atardeceres, las luces rasantes que van muriendo.

El sosiego, los idilios, la fantasía,

los sueños siempre presentes,

la imaginación por sobrevivir.

Una reposada conversación en cualquier café de Brooklyn, una animada cena en Greenwich village,

cócteles frente al río Hudson,

asistir a un concierto en el mítico Madison Square Garden,

pasar la noche en legendarios clubs de jazz.
Nueva York, o la rebeldía de John Lennon.
Nueva York,

o la poesía mas descarnada de Lou Reed,

los viajes de cocaína de David Bowie

la voz llena de niebla y humo de Tom Waits.
Nueva York, o las canciones de Frank Sinatra.
La fotografía de William Klein, Weegee o Leonard Freed; fotografías crudas, como puñetazos en el estomago.
La literatura de William Styron, Henry Styron, Henry Roth, Paul Auster o James Ellroy...

Todos atrapados por la magia de esta gran ciudad.

Estoy de acuerdo en que estos datos se almacenen y procesen con el fin de establecer contacto. Soy consciente de que puedo revocar mi consentimiento en cualquier momento.*

* Indica los campos obligatorios
¡Gracias! Nos pondremos en contacto con usted lo antes posible.

Tus comentarios.

Alégrate, enfadate, critícame, amame, odiame

París.

Avenidas, pasos, paseos, cultura, gastronomía, pérdidas, noches sin dormir.

En París se cruzan los semáforos en rojo,
en París , champagne, caviar,salmón para desayunar.
cenas en pequeños y coquetos restaurantes, 

mientras la lluvia seduce a la ciudad.
En París, se juega al gato y al ratón

a ver si adivinas en que discoteca estás.
En Paris,paseas al amanecer, 

abrazado a tu amante, 

con la camisa desabrochada,

el cuerpo ya rendido,

 camino hacia el hotel. 
En París no se duerme
en París se pierden los aviones de vuelta a casa.

Estoy de acuerdo en que estos datos se almacenen y procesen con el fin de establecer contacto. Soy consciente de que puedo revocar mi consentimiento en cualquier momento.*

* Indica los campos obligatorios
¡Gracias! Nos pondremos en contacto con usted lo antes posible.

Tus comentarios.

Alégrate, enfadate, critícame, amame, odiame

Marruecos.

Entre la tradición y la modernidad.
 

Marruecos o sus gentes abatarrotando las plazas de los pueblos al caer el sol.
Lluvia de sol y color dondequiera que vayas. 
Mantos de estrellas que te arropan en el desierto.
Niños que corretean junto a ti; "Un dirham, amigo".
Marruecos o el juego de miradas en cada esquina;
“Necesitas algo, ven conmigo, amigo, conozco un buen restaurante, un buen hotel, una buena tienda".
Gentes que se esconden por querer hacerles una fotografía:
"No amigo, no me robes mi alma".
Paseos tranquilos por las medinas, 
miradas, miradas desde las terrazas de los bares, 
desde los puestos de venta, desde las ventanas, 
desde las esquinas de las callejuelas...
Viajes por el interior del país, donde los niños, agazapados en el borde de la carretera, te saludan con las manos extendidas.
O chavales que en las entradas de las aldeas te reciben a pedradas.
Marruecos, lugar donde no existe el tiempo.
Marruecos, o el león dormido a punto de rugir.

Estoy de acuerdo en que estos datos se almacenen y procesen con el fin de establecer contacto. Soy consciente de que puedo revocar mi consentimiento en cualquier momento.*

* Indica los campos obligatorios
¡Gracias! Nos pondremos en contacto con usted lo antes posible.

Tus comentarios.

Alégrate, enfadate, critícame, amame, odiame

©Enrique Crusellas. Todos los derechos reservados.

Necesitamos su consentimiento para cargar las traducciones

Utilizamos un servicio de terceros para traducir el contenido del sitio web que puede recopilar datos sobre su actividad. Por favor revise los detalles en la política de privacidad y acepte el servicio para ver las traducciones.